Dóciles y pacientes, los Terranova son de aspecto grande y fuerte, de cabeza ancha, maciza y redondeada.
Hocico corto y más bien cuadrado.
Orejas pequeñas y colgantes.
Cuello fuerte, lomo ancho y cola colgante y bien tupida.
Pelaje: largo, denso y áspero, con penachos.
Color: negro o marrón oscuro, a veces con reflejos bronces o blancos.
El Terranova es un perro de fácil mantenimiento, pues no necesita grandes paseos ni excesivo espacio pese a su complexión.
Basta con crear un ambiente familiar cómodo y cariñoso para que el perro muestre su incondicional lealtad al amo.
Aprende con facilidad las normas sociales.
Si se pretende mantener un pelaje limpio el aseo ha de ser continuo y dedicado.
Aunque su aspecto infunda quizás un poco de miedo, el Terranova es un perro poco agresivo.
Es tranquilo, amable y poco pretencioso.
Se adaptan bien a todo y son amantes del ambiente familiar, en el que requieren mucha comida, espacio y ejercicio.
Sabe aprender las normas sociales más primordiales.
Los orígenes del Terranova son inciertos.
Hacia 1700, adiestrados por los pescadores, se habían convertido en símbolo de salvamento.
En Canadá (siglo XVIII) le hicieron trabajar como pastor, cazador o guardián, y hacia 1880 se le confió incluso el transporte del correo.
Como se hiciera con sus antepasados, el Terranova puede ser útil como pastor, cazador, guardián o socorrista, sobre todo esto último por su pasión por el agua.
De naturaleza particularmente mansa y dócil, es el gran amigo de los niños, a los que sabe vigilar como una buena niñera.