|
Es un perro afectuoso y trabajador.
La silueta del Montaña de los Pirineos es maciza y gruesa.
Tiene la cabeza un poco abombada y el hocico (de belfos negros y colgantes) y la trufa negra le dan un aspecto bonachón. Los ojos son pequeños y pardos y están bordeados en negro. El lomo es ancho y la cola curvada. Miembros sólidos (los posteriores con espolones dobles)
Pelaje: espeso y lanoso, ondulado o liso.
Color: blanco uniforme o con marcas pálidas.
|
Tiene necesidad de hacer mucho ejercicio.
El único problema que presenta su higiene es el innato placer por revolcarse en los charcos. ¡Hay que andar con cuidado!
Si se le da cariño no hay ningún problema con su carácter, excepto quizás su agresividad con los extraños.
Se trata de enseñarle quién es amigo y quién no lo es.
|
Fuerte, leal e ignorante del miedo, el Montaña de los Pirineos también sabe ser tranquilo, cariñoso y manso.
Aunque no le gustan los extraños, acepta a los invitados de su amo, por el que llega a sentir adoración.
Le encantan los niños y la nieve.
Es independiente, pero también disfruta del contacto con la familia.
|
Al parecer desciende del lejano Dogo del Tíbet, que data del año 1000 a.C. y se extendió en el siglo V por Europa, acompañando a las invasiones asiáticas.
Durante el siglo XIV guardaba los castillos de los altos valles del Ariége y del Garona y también era un buen perro de rebaño y de rescate en las montañas.
|
Es útil para guardar el rebaño y rescatar montañeros extraviados.
También se le puede confiar la guarda de las granjas y las casas, pues son desconfiados y hasta agresivos con los extraños.
Es muy apreciable como perro de compañía.
|
|
Pros:
- Encantador animal de compañía.
- Aseo moderado (siempre que no se lance al barro).
|