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Se trata de un perro grande y robusto, de cabeza alargada con stop no muy marcado y trufa negra. Los ojos son pequeños y oscuros y las orejas cortas y colgantes. Su flexible cuello presenta una gran papada. Lomo recto, costillas más bien redondeadas y miembros de fuerte osamenta. Cola en penacho.
Pelaje: grueso y tupido.
Color: blanco y negro o blanco y jaspeado.
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Al Mastín del Pirineo no se le debe encerrar en un piso, pues necesita mucho espacio para hacer ejercicio.
Si se le educa con disciplina se manifiesta dócil y sumiso.
Es de higiene fácil y cómoda de mantener.
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Se trata de un perro naturalmente activo, fuerte y valiente, que aprende con aventajada inteligencia cómo guardar y proteger un rebaño.
Ágil pese a su robusta complexión, el Mastín de los Pirineos puede ser agresivo con los extraños, pero es muy dócil con su amo.
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La cordillera pirenaica propició una industria pastoril trashumante que hasta el siglo XIX no conoció fronteras entre España y Francia.
Este hábitat hizo posible la aparición de un moloso ganadero que acabaría derivando en dos razas: el Mastín del Pirineo y el Montaña de los Pirineos, cada una de ellas más o menos aislada en su vertiente española o francesa.
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El Mastín de los Pirineos es puramente un perro pastor y de trabajo.
Como perro de defensa de los rebaños, se le solían cortar las orejas y la cola para que no le atacaran en esas zonas los depredadores.
Actualmente se ha convertido en perro de guarda por su imponente complexión.
No es adecuado como perro de exposición o de compañía.
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Pros:
- Fuerte y valiente.
- Concienzudo en su trabajo.
- Fiel al amo.
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