Grande y vigoroso, el Leonberguer tiene una cabeza estrecha, siendo los ojos pardos oscuros y la trufa negra.
Las orejas son colgantes, anchas y redondas.
El cuello es robusto y sin papada, de riñón sólido y recogido por un fuerte pecho.
De miembros anteriores rectos siendo los posteriores fuertes y musculados.
La cola está cubierta de pelo y es llevada medio baja.
Pelaje: Pelo semifino o áspero, bastante largo y fino o poco ondulado.
Color: Gamas de leonados.
Su educación debe ser constante, efectiva y sin ningún tipo de dureza.
Su gran tamaño le obliga a vivir en sitios con mucho espacio, ya que necesita encontrarse libre y soporta muy mal las obligaciones de la vida urbana.
De temperamento manso y afectuoso, es buen protector de sus amos y sobre todo de los niños.
Tranquilo y sosegado, no suele ladrar.
Seguro de sí mismo y afectuoso, necesita un cariño que suele buscar.
Cuando sale a pasear está alegre y le gusta que su amo disfrute con él durante el paseo.
Existen dos teorías sobre la historia del Leonberguer: la primera se refiere a su existencia hacia 1625, en Austria, donde un criador de perros de los príncipes de Metternich creó y desarrolló a esta raza.
La segunda se refiere a su aparición hacia 1846, por un criador en la ciudad alemana de Leonberg que deseaba crear un perro de pelaje leonado, recordando al león del escudo de su ciudad y que consiguió a partir del cruce entre diferentes razas.
Perro casero, de granja y familia, no es destacado en el oficio de perro guardián, aunque protege de forma fiable a sus amos y propiedades.
Está considerado, principalmente, como animal de trabajo.
Pros:
- Afectuoso e inteligente.
- Tanquilo perro de familia.
- Aunque ladra poco es un gran vigilante.