Leal y tranquilo, el Bulldog es un perro bajo y compacto, más bien pesado para su tamaño.
Tiene la cabeza grande y maciza, arrugada y con el morro aplastado hacia arriba.
Las orejas son pequeñas y dobladas y los ojos, redondos y bajos, están muy separados.
Cuello corto con mucha piel floja y arrugada, pecho amplio y miembros poderosos y separados.
El lomo forma un arco característico al nivel del riñón y la cola es redonda y lisa.
Pelaje: fino, corto y apretado
Color: rojo, abigarrado (con o sin blanco), blanco y de varios colores.
Su aspecto de payaso despistado provoca en ocasiones una disciplina poco constante, y nada más erróneo ya que, necesita disciplina constante.
El Bulldog puede ser impredecible si no le enseña desde pequeño.
Precisa una higiene y un ejercicio moderados.
Hay que evitar en lo posible los grandes calores, que provocan en el animal problemas respiratorios.
Cuando la cría es razonable y sana, el Bulldog es un perro casero y familiar, alegre, amigable y con ganas de ejercicio.
Le gusta jugar con los más jóvenes y es divertido por su paciencia y obstinación.
Suele conseguir de los demás lo que pretende.
Teme a los calores fuertes.
Puede ser intolerante con otros animales si no se le disciplina desde pequeño.
Entre los siglos XIII y XVIII el antiguo Bulldog se hizo famoso por los combates que libraba contra los toros (era ideal por ser macizo, de patas cortas y gran estabilidad y por tener la mandíbula interior salida, para arrastrar a los toros, y mucha fuerza en la nuca).
En 1835 se prohibieron estas peleas.
La raza cayó entonces en el olvido y no se reemprendió su crianza hasta 1875.
Fue símbolo político en Inglaterra a pesar de su fealdad.
Aunque se trata de una raza fuerte y de gran capacidad de reacción, donde mejor se encuentran es en compañía de una familia.
Se adaptan muy bien a la vida en apartamento.
Pros:
- Carácter cómodo para la vida en familia.
- Leal e inteligente.
- Aseo mínimo.
- Ejercicio moderado.